jueves, 20 de octubre de 2016

Ubi Sedes

Hay quienes sostienen que la "Iglesia conciliar" no es la Iglesia católica.  En unos, ello es pretexto para negar jurisdicción a las actuales autoridades;  en otros,  para rehusarle obediencia (aún en lo que es legítimo, i.e la recepción de un marco canónico). 

Han sido múltiples los intentos por demostrarles que tal aserto es simplemente un sofisma, entre ellos, destacamos el último, de la revista "Si si no no" reproducido en el portal "Adelante la Fe". Por nuestra parte, hicimos lo mismo al categorizar al "Falso profeta" (aquí)

Pues bien, vamos a recurrir ahora a un texto, la conocida oración-exorcismo del Papa León XIII, del cual reproducimos un fragmento en sus versiones latina y castellana, para luego formular un simple silogismo que desmonta la separación que se pretende efectuar entre "Iglesia conciliar" e "Iglesia católica":

En antiquus inimicus et homicida vehementer erectus est. Transfiguratus in angelum lucis, cum tota malignorum spirituum caterva late circuit et invadit terram, ut in ea deleat nomen Dei et Christi ejus, animasque ad æternæ gloriæ coronam destinatas furetur, mactet ac perdat in sempiternum interitum. Virus nequitiæ suæ, tamquam flumen immundissimum, draco maleficus transfundit in homines depravatos mente et corruptos corde; spiritum mendacii, impietatis et blasphemiæ; halitumque mortiferum luxuriæ, vitiorum omnium et iniquitatum.
ECCLESIAM, AGNI IMMACULATI SPONSAM, FAVERRRIMI HOSTES REPLEVERUNT AMARITUDINIBUS, INEBRIARUNT ABSINTHIO; AD OMNIA DESIDERABILIA EJUS IMPIAS MISERUNT MANUS. UBI SEDES BEATISSIMI PETRI ET CATHEDRA VERITATIS AD LUCEM GENTIUM CONSTITUTA EST, IBI THRONUM POSUERUNT ABOMINATIONIS ET IMPIETATIS SUÆ; UT PERCUSSO PASTORE, ET GREGEM DISPERDERE VALEANT.
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
LOS MÁS TAIMADOS ENEMIGOS HAN LLENADO DE AMARGURA A LA IGLESIA, ESPOSA DEL CORDERO INMACULADO, LE HAN DADO A BEBER AJENJO, HAN PUESTO SUS MANOS IMPÍAS SOBRE TODO LO QUE PARA ELLA ES MÁS QUERIDO. DONDE FUERON ESTABLECIDAS LA SEDE DE SAN PEDRO Y LA CÁTEDRA DE LA VERDAD COMO LUZ PARA LAS NACIONES, ELLOS HAN ERIGIDO EL TRONO DE LA ABOMINACIÓN DE LA IMPIEDAD, DE SUERTE QUE, GOLPEADO EL PASTOR, PUEDA DISPERSARSE LA GREY. OH INVENCIBLE ADALID, AYUDA AL PUEBLO DE DIOS CONTRA LA PERVERSIDAD DE LOS ESPÍRITUS QUE LE ATACAN Y DALE LA VICTORIA.
Premisa universal: la Sede de Pedro y la Cátedra de la Verdad es la Iglesia Católica
Premisa particular: los enemigos de la Iglesia han erigido el "Trono de la abominación de la impiedad" ("Iglesia conciliar") en la Sede de Pedro y la Cátedra de la Verdad
Conclusión: la "Iglesia conciliar" se encuentra en la Iglesia católica

Por supuesto que el hecho de que se encuentre en ella no quiere decir que sea propio de ella, así como un virus que se encuentra alojado en un cuerpo humano es ajeno a éste. Por eso decimos que la "Iglesia conciliar" es un cuerpo doctrinal enquistado en la Iglesia católica. El Pastor  -y no el "falso Pastor"-  es "golpeado" en cuanto retoma las falsas doctrinas, y así es que la "grey se dispersa". 

lunes, 17 de octubre de 2016

¿Hacia una "guerra mundial"?


Uno de los tópicos que más se repiten estos días es el del desencadenamiento de una posible "tercera guerra mundial" -algunos incluso afirman que ya estamos inmersos en ella- que enfrentaría, simplificando un tanto la cuestión, a Occidente con Oriente.

En otra ocasión hemos dicho que, desde el punto de vista escriturístico, no hay cabida para una "guerra mundial" de las dimensiones que se le quiere dar, la de una guerra que reitere poco más o menos las características de las otras dos que la precedieron, esto es, las de una guerra intercontinental, que involucrara a muchas naciones, la que -dado el equipamiento militar actual- tendría un alcance nuclear.

De nuestro estudio de los "septenarios" del Apocalipsis, nos encontraríamos en la séptima "Iglesia",  en el quinto "Sello", en la sexta "Trompeta" y en la sexta "Copa". Veamos si hay traza de una "guerra mundial" en cada uno de ellos.

Las características principales de la séptima "Iglesia" son la tibieza, la riqueza de la que se jacta tener el laodicense -concomitante con una real pobreza espiritual- y ciertamente el anuncio de que Cristo está "a las puertas". No se desprende una "guerra mundial" sino más bien lo contrario, una suerte de indolencia.

El quinto "Sello" nos refiere un "clamor de los mártires debajo del altar" (es costumbre católica colocar reliquias de los mártires debajo de los altares como forma de consagración de los mismos). Se trata de los mártires de las épocas pasadas, a los que se pide que "aguarden a los que han de ser muertos como ellos" (Ap 6, 11).  Está claro que al día de hoy sigue habiendo mártires en distintas partes del mundo, la mayoría en el contexto de guerras intestinas (a veces con interferencia internacional), pero ello no implica necesariamente una "guerra mundial". De hecho, los sellos se corresponden con el discurso escatológico de Mateo 24, que habla de "guerra y rumores de guerra"  y la muerte y persecución que son su corolario, pero que se encuentran mencionadas en los sellos anteriores. Si los "sellos" son, como pensamos, etapas históricas sucesivas, no se está hablando en este quinto sello de una guerra física, sino más bien espiritual, la que por otra parte sabemos que es coincidente con la "gran tribulación" que es de ese tenor.

Las  "trompetas" -siguendo al P. Castellani y a otros exégetas- hacen alusión a herejías que habrían de afligir a la Iglesia. Si la quinta "Trompeta" son, como decía el nombrado en primer término y corroborado -esto lo decimos nosotros- por el Magisterio en "Mirari vos", los "filósofos del siglo XVIII",   y su accionar es de "cinco meses"  (Ap 9, 5) de años, ello nos conduce, para el comienzo de la sexta "Trompeta", a la "Segunda guerra mundial", la que tuvo un componente ideológico importante. Pero sabemos que esa guerra terminó y que la humanidad no se arrepintió, habiendo desembocado en el hedonismo actual. Lo que resta es ya la "consumación del misterio de Dios", pero no otra "guerra mundial".

Las "Copas" o "Tubas" son las plagas finales que se descargan sobre la humanidad, a la manera de las plagas de Egipto. Y esta vez serían sucesivas y acumulativas. Del análisis que hacemos -en consonancia con los otros septenarios- estaríamos ya en la sexta, que anuncia la definitiva caída de Babilonia en la séptima copa (de ahí la referencia al "secamiento del río Eufrates" que en el tipo representó la caída del imperio babilonio a manos de los medos). Ahora bien, en ella se habla de unos "reyes de Oriente" y de una convocatoria a los "reyes de todo el mundo" en un lugar llamado "Armagedón". Pero no se menciona ninguna guerra, puesto que en todo caso, si tal fuera el propósito de los congregados, la misma es interrumpida por el accionar de Dios. El lugar parece más bien un símbolo de la batalla final, que es básicamente espiritual. 

Por otro lado, si hablamos de intervención sobrenatural, sabemos que la misma es precedida de un falso sentimiento de tranquilidad -opuesto a un estado de excitación producto de una guerra- tal como queda de manifiesto con estas advertencias: "como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre.  Comían, bebían, y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos” (Lc 17, 6) o "cuando digan paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina" (1 Tes 5, 3). 

jueves, 13 de octubre de 2016

Comparaciones y desolaciones



El blog Wanderer ha publicado una interesante entrada, en la cual compara las liturgias de rito latino novus ordo y la ortodoxa y en la cual no puede dejar de concluir que la primera  -celebrada por el Papa en Roma- no es rito católico. 

En relación al novus ordo, ya es tiempo que le denominemos por su nombre: "abominación de la desolación puesta en el lugar santo (donde no debe estar)" (Mc 13, 14), y decimos esto puesto que se instala en la misma ocasión que la "supresión del Sacrificio perpetuo" de la profecía de Daniel (Dn 12, 11), desde que el término de "1290 días" para su finalización, es el mismo en ambos casos. 

En cuanto a porqué el novus ordo implica la "supresión del Sacrificio" (y la oblación), el tema es más complejo. Por ej. está claro que el novus ordo no menciona la oblación de la "Hostia santa e Inmaculada", pero alguien podría decir que finalmente el pan y el vino (la materia) están allí para ser consagrados; de igual modo, en relación a la consagración -al Sacrificio propiamente- se podría decir que, salvada la intención del sacerdote de "hacer lo que hace la Iglesia" según lo prescribe el Concilio de Trento,  la hay (1). En este último punto, algunos se apresuran a decir que en el novus ordo, el sacerdote sólo tiene intención de hacer un "memorial", que es a lo que lo conduciría el mismo rito. No estamos seguros en este aspecto: nótese que en el novus ordo no se descarta la mención al Sacrificio.

Las razón por la cual el novus ordo representa la "supresión del Sacrificio" es porque desvirtúa la oblación y el Sacrificio. Esa palabra es equiparable a la "supresión" o "abolición", pero en sí misma no implica que ambas realidades dejen de existir, sino que se les quita la substancia, la "fuerza". Y ello no por una sóla de las modificaciones o supresiones en el rito, las que quizás, tomadas individualmente, no producirían el efecto deseado, sino por la sumatoria de ellas: reducción de genuflexiones, colocación de una mesa en lugar del altar, vestimentas alitúrgicas, música profana, etc. Pero lo que inclina la balanza y demuestra claramente lo nocivo del novus ordo son las injurias: ofrecer el "fruto de la tierra y del trabajo del hombre" que es precisamente lo que ofreció Caín y que no fue del agrado de Dios a diferencia del ofrecimiento de Abel del cordero (que prefigura a Cristo) y,  asimismo,  posponer la referencia al "misterio de la Fe"  para después de la consagración, cuando la Tradición dice que la misma fue parte integrante de las palabras de Cristo en la consagración del vino (y hay más). 

Así pues, queda demostrada la nocividad del novus ordo aunque éste sea celebrado con pompa y dignidad (porque es cierto que muchos videos que circulan por la red recurren a mostrar la degeneración del novus ordo - los así llamados "abusos litúrgicos"- pero que son consecuencia del abuso mayor que constituye el mismo rito novus ordo). 

Una aclaración con respecto a lo que menciona un comentarista del post que enlazamos, en cuanto a querer pobar lo erróneo del motu proprio "Summorum pontificum" al equiparar al rito latino tradicional con el novus ordo como dos "formas" de un mismo rito: se le explicó también por otro comentarista, que si bien la equiparación es mala, el documento liberó la celebración del rito tradicional que hasta entonces estaba prohibido, lo que supone un avance (argumento que, por otra parte, es el que hemos sostenido desde esta bitácora)

(1) una razón que nos vino a la mente que propugnaría en favor de la subsistencia de la consagración en el novus ordo es la de la "devoción de los primeros sábados" propuesta por la Hna. Lucía de Fátima a instancias de la Virgen María: si la devoción, que fuera comunicada entre los años 1925 y 1930, fuera sólo para el rito tradicional, hubiese tenido muy corto alcance (en el tiempo: sólo cuarenta años o en los sujetos: sólo para aquéllos que se arriman a la Tradición). Nótese que la devoción sólo pide la "comunión" (no la asistencia a Misa). Claro que esto apunta a salvar a los que, con ignorancia, acuden al rito novus ordo.